Se ha demostrado que la filosofía Reggio Emilia es y ha sido el eje central de una educación enfocada en el arte y el juego en comparación con la educación de ámbito tradicional. Dentro de esta filosofía se habla de “el atelier”, un espacio físico con el fin de transformar diferentes miradas desde lo artístico, cada niño tiene su propia forma de percibir el mundo, es acompañado por el atelierista quien no es una figura esporádica; este trabaja de la mano con las aprendedoras siendo parte de la filosofía, relaciona la música, la pintura, la danza, entre otros, bajo un proyecto de los niños o el adulto que fija su propio objetivo.
De hecho el arte como sistema de lenguaje desarrolla y estructura el pensamiento en los niños, así mismo, en la primera infancia se basa en una etapa donde comienzan a desarrollarse diversos ámbitos de experiencia para el aprendizaje, tales como desarrollo personal y social, interacción, comprensión del entorno y comunicación. Se destaca la importancia de la estimulación vinculadas a sensibilización motriz y experiencias vividas por el niño.
En la sociedad actual, los niños y las niñas se encuentran en un entorno muy visual, un mundo lleno de estímulos visuales como lo son la televisión, los anuncios, los carteles, los letreros, etc, que influyen en ellos. Por ello, será necesario ayudarles a comprender las imágenes, educándolos en el gusto estético e iniciarlos en el disfrute de las obras de arte.
Pintar, dibujar, modelar son actividades básicas para el desarrollo biológico, educativo y emocional de niños y niñas. Por medio de estas experiencias aprenden a explorar el medio que los rodea, adquieren conciencia de sí mismos y de los demás.
En la etapa de la primera infancia, se presentan logros en tres aspectos importantes de la construcción de su pensamiento:
- Asimilan la información acerca de los objetos y todo lo que los rodea mediante acciones e interacciones.
- Avances en la expresión oral de todas esas experiencias.
- Muestran curiosidad haciéndose preguntas como ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Qué es? Y comienzan a generar ideas de las personas y las cosas.
Además, es un periodo sensible para la comunicación verbal. Comienzan a incorporar dicha comunicación en juegos y acciones.
El arte en la primera infancia resulta enriquecedor a nivel de desarrollo motor, cognitivo y emocional, y permite desde edades muy tempranas generar empatía, y favorece una manera de pensar abierta y libre, la identificación de la persona y el reconocimiento y respeto del otro.
Es por tanto que desde el arte está comprendido por distintos medios de expresión que van desde lo abstracto, sensorial, musical, culinaria, corporal.
El arte abstracto permite que el niño construya un proceso a través del dibujo y la pintura, reuniendo diversos elementos de su experiencia para formar un todo con un nuevo significado. Esto ayuda a que identifique cómo piensa, cómo siente, cómo ve, así mismo, lo invita a plasmar lo intangible como son sus sentimientos, miedos, deseos, pensamientos e imágenes mentales lo cual le da la posibilidad de crear mundos y personajes nuevos y originales que emergen de la fantasía y la imaginación.
El arte sensorial empieza por la exploración sensorial, va más alla de lo visual, ayuda que a través de los sentidos como el tacto, el olor, el gusto y el olfato les permitan disfrutar de diferentes experiencias, es decir, descubren cómo se ve y se sienten las cosas a través de una vivencia real con una amplia variedad de materiales; el dolor, la forma, la textura se se pueden explorar con crayones, pintura, masa para modelar y otros materiales que se puedan combinar y transformar.
El arte musical permite que desde la música se transmitan emociones y sentimientos, fortalece su capacidad auditiva y de ejecución, por otro lado, las relaciones que se establecen a la hora de cantar o bailar en grupo; miradas, contacto, cabe destacar que en la expresión musical se combinan el lenguaje sonoro y el corporal, proporcionando un desarrollo paralelo de la comunicación, psicomotricidad, gestión de emociones.
El arte culinario permite interaccionar con el entorno, contrastando los sabores, olores, texturas y formas, les ayuda a mejorar la confianza en si mismos, generan buenos hábitos alimenticios y es una grandiosa manera de expresar y compartir gustos por la comida.
El arte desde la expresión corporal y el juego nos permite interaccionar y de cierta forma jugar, mantener juego simbólico, adicionalmente, podemos observar juego dramático que comienzan a desarrollar los niños imaginando que son bomberos, hadas, brujas, princesas o dinosaurios. Esta representación simbólica supone una realidad.
Sin embargo, para que todo esto se logre existen los provocadores, estos invitan al niño a la creatividad, exploración, curiosidad, asombro, juego y desarrollo de pensamiento con la intención de estimular el cual es logrado a través del arte.
Por María de los Angeles Cárdenas
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