Cerramos los ojos y cuando los abrimos no sabemos en qué momento ha pasado el tiempo, nuestros niños crecer en segundos y muchas veces se piensa que educarlos como lo hicieron nuestros padres o abuelos es la mejor opción, cortándoles las alas de jugar, saltar, ensuciarse, hacer travesuras, no les estamos dando el tiempo para ser niños y vivimos en una carrera contra reloj por el afán de una sociedad que exige seres exitosos pasando por alto lo importante que es permitirle a nuestros pequeños vivir su tiempo de SER NIÑOS.
Es precisamente en ese tiempo donde se constituye un sinnúmero de transformaciones biológicas y psicológicas que están en estrecha relación con los aspectos ancestrales, sociales, culturales y con las condiciones de los contextos en los que viven los niños y niñas. Son seres diversos, con ritmos y estilos de deseos propios. Dentro de estas transformaciones, se forma la estructura de la personalidad, construye la identidad y los valores para enfrentar la vida, además es un punto de partida para el desarrollo integral. No es un receptor, es un sujeto con capacidades.
Es por lo anterior que cada día en nuestra Casa Patatera como su segundo hogar nos preocupamos y preparamos para acompañar a nuestros niños y niñas a crear hábitos de investigación, critica, pensamiento, libre expresión, fortalecer sus emociones y sobre todo ser felices, por que darles libertad no es sinónimo de hacer su voluntad, es sinónimo de oportunidades para SER.
Por que… “Nuestra tarea, es ayudar a los niños a que suban sus propias montañas, lo más alto posible. Nadie puede hacer más”. Loris Malagguzzi
Jennifer M. Benedetti J. Pedagoga Infantil
Magister en Educación
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